Se trata de un reportaje a un gremialista neuquino realizado el año pasado. Pueden bajarlo en formato Word tamaño A4, haciendo click en el título de la noticia.
Los
trabajadores de Fasinpat exigen que se concrete la expropiación de la empresa
recuperada. El dirigente ceramista Omar Villablanca contó que tienen 451
empleados y todos cobran el mismo salario.
Por Elio Brat, Desde Neuquén
Después de
cumplirse diez años de gestión obrera en la fábrica neuquina de Cerámicos
Fasinpat (Fábrica Sin Patrones), más conocida como Zanon, sus trabajadores
siguen reclamando la efectivización de la ley de expropiación sancionada por la Legislatura de Neuquén
hace dos años. Exigen que el gobierno de Jorge Sapag (MPN) cumpla la ley y la
concrete a nivel judicial, donde se lleva adelante la quiebra de la ex Zanon.
Página/12 habló con Omar Villablanca, secretario general del Sindicato de
Obreros Ceramistas de Neuquén, sobre la demora que arrastra esta expropiación y
sobre la actual situación en una de las fábricas recuperadas de la Argentina más
reconocidas a nivel mundial.
–La
expropiación de Zanon fue votada y sancionada el 12 de agosto de 2009. El
proyecto lo impulsó el bloque del gobernador Jorge Sapag. ¿Por qué esa
expropiación no se concretó?
–Uno de los
factores fue que apostaron a que nos cayéramos solos. A fines de 2008 y
principios de 2009 varias fábricas volvieron a cerrar con despidos
especialmente en el área de la construcción. Pensaron que una fábrica como la
nuestra que no tenía una espalda económica para sostenerse y sin acceso a
créditos se iba a caer por su propio peso. Pero no fue así.
–¿Qué pasa
ahora?
–Si bien
para la comunidad de Neuquén es muy difícil que esto se retrotraiga, hemos
retrocedido un par de pasos porque hay pedidos de inconstitucionalidad de la
ley y no sabemos quién debe resolver: si la Justicia federal o la provincial. La situación
está empantanada.
–¿Cómo se
mantuvieron estos diez años?
–Lo más
fuerte que tenemos es el trabajo con la comunidad y con las organizaciones
sociales, políticas y gremiales. Eso nos fortalece y mueve la balanza al
momento que salimos a la calle. Porque la gente sabe que estamos peleando por
trabajar. Y este año hemos dado un salto enorme participando en política. Fue
una apuesta muy fuerte y la comunidad respondió: hoy los ceramistas tenemos un
diputado (provincial Alejandro López) que tiene una banca compartida con el
Frente de Izquierda de los Trabajadores, siendo nosotros el reflejo y la cara
que votaron más de 12 mil neuquinos, quienes apoyaron la lucha de Zanon.
–Si la
expropiación se concreta, ¿ustedes cómo quieren que quede Zanon?
–Nosotros
queremos que Zanon pase a manos del Estado porque creemos que es de la
comunidad. Obviamente gestionada por los trabajadores, como fue en estos
primeros diez años. Allí deberá ser sostenida por el propio Estado provincial,
destinando lo que nosotros y otras fábricas de cerámicos recuperadas hacemos,
como Stefani, en Cutral Có, y Cerámica del Sur, aquí en Neuquén, a la obra
pública.
–Para
entender cómo están, ¿cuáles son las cifras?
–Cuando
paralizamos la fábrica, el 26 de febrero de 2001, éramos 240 compañeros, entre
los cuales había tres a cuatro mujeres. En noviembre de ese año nos echaron a
todos y en marzo de 2002 la pusimos a producir. Hoy somos 451 y hay cerca de 60
compañeras trabajando. Arrancamos en marzo de 2002 con diez mil metros
cuadrados de producción mensuales y hoy estamos en un promedio de 320 mil. Con
un poco de inversión se podrían generar más puestos de trabajo y más
producción, pero ese es el proyecto a futuro.
–¿Todos
ganan igual en la fábrica?
–Sí, todos
tenemos un mismo salario básico. Lo único que nos diferencia es el régimen de
trabajo con los turnos. El promedio de salario en Zanon hoy es de cuatro mil
pesos.
–¿Qué tan
lejos está la posibilidad de desalojo y cuáles son los peligros que pueden
hacer fracasar este proyecto autogestionado?
–A diez
años y con el consenso que logramos es muy difícil un desalojo. Hay que
recordar que hubo cinco órdenes en este tiempo que fracasaron y por eso
apuestan a otro tipo de maniobras como son el ahogo económico y la dilación
constante. Apostaron a desgastarnos, creyendo que Zanon se iba a caer producto
de las crisis que se viven aquí y en el mundo. Muchos esperaron que nos
cayéramos solos o que la crisis nos llevara puestos, pero nunca abandonamos la
calle. Formar nuestra cooperativa Fasinpat fue un recurso legal, pero nuestra
fuerza real estaba en nuestra organización, en nuestra pelea diaria y en la
relación con la comunidad. Esa fue y es nuestra fortaleza hoy.
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